dissabte, 6 de febrer del 2010

Un europeo

Us poso un conte d'un dels meus autors preferits, l'Slawomir Mrozek, un dramaturg polonès que ha fet interessantíssimes incursions en el gènere del relat breu.


Un Europeo

per Slawomir Mrozek

Cuando el cocodrilo entró en mi dormitorio pense que tampoco había que exagerar. No me refiero al cocodrilo sino a mí mismo. Yo que mi primer impulso fue alcanzar el telefóno y marcar los tres números: policia, bomberos y ambulancia. Pero justamente semejante acción me pareció exagerada. Puesto que soy un europeo educado en el espiritu cartesiano, siento repulsión por los extremismos, pienso de un modo racional y no suscumbo a impulsos de ningún tipo sin haberlos analizado previamente.
Así que me cubrí la cabeza con el edredón y emprendi mi trabajo mental- Primero- determiné- la aparición de un cocodrilo en mi dormitorio es absurdo y, según el pensamiento lógico, el absurdo sirve sólo para ser excluido del razonamiento ulterior. O sea que no habia ningún cocodrilo. Tranquilizado con esta conclusión, asomé la cara por debajo del edredón, gracias a lo cual logré ver como el cocodrilo cortaba de un mordisco el cable del aparato telefónico, ya anteriormente devorado por él. Incluso en el caso de que alargando la mano através de sus fauces hasta el estómago consiguiera marcar uno de los números de urgencias, la comunicación ya estaba cortada. Decidí acudir a la cabina telefónica más proxima para avisar al pertinente departamento de la empresa de telecomunicaciones sobre el fallo de mí telefóno particular, lo cual me permitiría, tras la eliminación del fallo por un equipo de especialistas, ponerme en contacto con la institución competente en materia de retirar cocodrilos. Sin embargo, como hombre civilizado que soy, no podia salir a la calle en pijama, y el cocodrilo, justamente, acababa de engullir mis pantalones. Por supuesto no eran los únicos pantalones de que yo disponía. A pesar del insuficiente, en mí opinión, crecimiento del nivel de vida, en mi armario, había unos cuantos pantalones. Por desgracia los que tenía intención de ponerme, pues combinaban mejor con la americana Yves Saint Laurent, no se encontraban en el armario, sino en al tintorería. ¿ Y dónde estaba el comprobante de mi identidad como dueño de aquellos pantalones, documento sin el cual resultaría imposible retirarlos de la tintorería? Me puse a buscar el comprobante cojeando un poco, ya que mientras tanto el cocodrilo engulló una de mis piernas. No hice caso de la pierna, pues iba creciendo en mí la preocupación por los pantalones, justamente estaba a punto de devorarme la otra pierna, cuando adiviné la terrible realidad: el cocodrilo había devorado al comprobante de la tintorería y nunca más recuperaría los pantalones.
Estrangulé a la bestia con mis propias manos. Reconozco haber actuado con brutalidad.


MROZEK, Slawomir
Juego de azar (ed. El Acantilado)
Joc d'atzar (ed. Quaderns Crema)

1 comentaris:

Ramón Sanz ha dit...

Magnífic. Saps si hi ha alguna conexió amb "El dinosaurio" de Monterroso?
Quand vam parlar divendres, jo no pensava en aquest autor, que no coneixia. Ja ens portaràs més coses de Mrozek. Sembla molt interessant. (Jo pensava en Stanislaw Lem. Ja en parlarem.)

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